En el día de ayer, la agencia Reuters publicó la decisión de Google de abandonar todo trato comercial con Huawei que requiriese del intercambio de servicios técnicos, hardware o software.
Sede de Huawei Technology en Shenzhen – Fuente
Con la excepción de servicios disponibles a través del licenciamiento de código abierto (open source), Huawei ya no podrá hacer uso de las aplicaciones propietarias de Google como la tienda Google Play Store, Gmail o Youtube ni recibir actualizaciones de seguridad en el futuro.
La administración norteamericana añadió a Huawei Technologies Co Ltd. a una lista negra de comercio, habilitando inmediatamente una serie de restricciones que harán muy dificil que Huawei pueda hacer negocios con empresas de los Estados Unidos. Aunque el departamento de comercio ha considerado echarse atrás para «prevenir la interrupción de operaciones de red y equipos», no ha sido así y ahora se teme por el futuro de la compañía china y de los millones de usuarios que disponen de sus terminales.
No está claro aún cuál va a ser el impacto de esta medida en el negocio de Huawei pero bajo las circunstancias actuales lo tendrían muy difícil para superar este varapalo. La telefonía móvil supone el 50% de ingresos de la compañía y es el mercado internacional donde Huawei necesita el sistema operativo de Google (Android) como compañero de viaje. La compañía china ya podría estar planeando utilizar su propio sistema operativo y aplicaciones nativas. Sin embargo, fuera del territorio chino, será muy complicado que Huawei consiga hacerse hueco en el mercado de telefonía móvil con otra cosa que no sea Android.
No estamos seguros de a quién va a beneficiar esta medida pero creemos que a largo plazo perjudicará también a quienes apoyan esta táctica comercial agresiva y belicosa. Huawei contribuye a que Google tenga unas cifras de penetración en el mercado móvil con Android tan excelentes. Por lógico, deberían ser los primeros interesados en evitar el veto.
En los últimos meses nos hemos visto envueltos en una guerra fría tecnológica de la que no podemos esperar nada bueno. Es fácil pensar que una nueva recesión económica mundial esté a la vuelta de la esquina, provocado por estos problemas.
