El cliché del hardware viejo
Cuando Nintendo lanzó Switch 2 apenas hace unas semanas, una parte del debate en redes no giró en torno a sus juegos o a su concepto híbrido, sino a un juicio apresurado: “usa hardware viejo”. Este cliché, heredado de años de comentarios sobre la primera Switch, se repitió con la misma facilidad con la que se comparten memes, pero sin detenerse a analizar datos técnicos y contextuales. El corazón de la consola, el SoC T239 diseñado por NVIDIA, es el ejemplo perfecto de cómo un discurso simplista puede distorsionar la realidad.
Un chip moderno y a medida
El T239 no es un chip de 2020 ni mucho menos. Está basado en el Tegra T234 Orin, una plataforma que NVIDIA lanzó comercialmente en 2022 para aplicaciones de inteligencia artificial avanzada y automoción. El Orin integra núcleos ARM Cortex-A78 y una GPU con arquitectura Ampere, la misma familia tecnológica presente en las RTX 30 de PC. Esto significa que hablamos de una arquitectura moderna, eficiente y con soporte actualizado, no de un vestigio tecnológico reciclado. Además, el T239 no es un Orin “recortado” como sucedió con el Tegra X1 de la Switch original, sino una versión totalmente personalizada para Nintendo, optimizada para bajo consumo, rendimiento sostenido y un perfil térmico adecuado a un dispositivo portátil-híbrido.
Los ciclos de desarrollo de las consolas
Aquí es importante entender un punto clave: el desarrollo de una consola dura entre cuatro y seis años. Esto implica que las decisiones sobre el hardware se toman mucho antes de que el producto llegue al mercado. Pretender que una consola de 2025 incorpore un chip diseñado en 2024 es ignorar cómo funciona la industria. Sony y Microsoft siguen el mismo patrón: la PS5 y la Xbox Series X integran hardware cuya arquitectura fue cerrada años antes de su lanzamiento. La diferencia es que Nintendo no compite en la carrera de la potencia bruta, sino que prioriza otros factores como la eficiencia energética, la portabilidad y la originalidad de la experiencia de juego.
Eficiencia y coste bien equilibrados
También conviene recordar que Nintendo no es una empresa de hardware masivo como Sony, que puede permitirse vender consolas a pérdida para recuperar la inversión con software y servicios. Nintendo ajusta mucho más la relación coste/beneficio. Esto no significa que venda caro, sino que invierte en las áreas que maximizan la experiencia: autonomía, refrigeración pasiva silenciosa, versatilidad de uso y controladores con sensores avanzados. Elementos como los Joy-Con, la pantalla y el sistema de refrigeración forman parte del coste real de la máquina y no pueden compararse con un PC de sobremesa o con una consola doméstica de gama alta.
La etiqueta de “hardware viejo” se sostiene únicamente si se interpreta de forma superficial la fecha de la arquitectura o del nodo de fabricación, pero esa lectura es incompleta. Que el T239 use un nodo de 8 nm de Samsung no lo convierte en obsoleto, del mismo modo que un motor moderno fabricado con tecnología de hace unos años no deja de ser eficiente y competitivo. Lo importante es cómo se aprovecha esa tecnología y cómo se adapta al producto final.
A estas alturas, con la consola ya en manos de los jugadores desde hace un mes, queda claro que el rendimiento y la calidad visual de Switch 2 superan con creces lo que ofrecía la primera generación, al tiempo que mantiene su carácter híbrido y portátil. El mito del hardware viejo no resiste un análisis técnico serio. Lo que Nintendo ha hecho es escoger un chip moderno, optimizado y probado, y adaptarlo a su visión: una consola capaz de llevar grandes juegos tanto al televisor como a cualquier parte, sin sacrificar autonomía ni accesibilidad.
Más allá de la guerra de consolas
El problema es que este tipo de mensajes no solo se difunden por usuarios mal informados, sino que muchas veces encuentran eco en medios especializados que deberían aportar contexto. El fanboyismo, unido a la necesidad de generar titulares llamativos, alimenta debates polarizados donde se simplifican cuestiones técnicas complejas en frases virales. La historia de Switch 2 demuestra que, incluso en un sector tan apasionante como el de los videojuegos, la desinformación y la rivalidad de marcas siguen pesando más de lo que deberían en la conversación pública.
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